Así, poco a poco, se fueron estrechando las relaciones entre ambos pueblos y, a su vez, los vikingos fueron dando a conocer -todavía más si cabe- sus capacidades militares. Enseñar las tetas? Oh, sí. Su gran título, sus riquezas y su considerable ejército tampoco evitaron que le hiciesen la vida imposible hasta un punto tal como para solicitar la ayuda de Vladimiro I de Kiev .